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La falta de valores


Ricardo Ruiz de la Sierra – 1 de diciembre de 2023


¿Cuáles son los valores que decimos que faltan en nuestra sociedad actual? Entre otros:

El dialogo es un valor fundamental. Con él vamos conciliando los “inevitables conflictos” (según los psicólogos). En el plano personal es vital para la convivencia. Decía Heidegger que no existimos solos “existimos-con”. En filosofía ningún punto de vista es irrelevante, de hecho, juntándolos todos es cuando estamos más cerca de la complejidad de la realidad y más lejos de cómo queremos verla cada uno de nosotros. En política, pactar es esencial, un principio democrático es “hablemos porque en lo único que estamos de acuerdo es que no estamos de acuerdo”. En el plano internacional es básico para evitar la guerra. Los gobernantes israelíes llevan desde el 2004 “blindándose” sin negociar con los palestinos. El dialogo conduce al conocimiento del otro, a la tolerancia, a la paz y a la justicia. Departir se ve obstaculizado por la crispación (subiendo el tono, recurriendo al insulto o al acoso) y se interrumpe por la violencia. La cultura de la no-violencia y el respeto a toda vida es el primer principio ético universal declarado por el parlamento de las religiones y culturas del mundo no religiosas “a la que se deberían unir todos los gobiernos” insta Hans Kung de la fundación Ética Mundial.

La veracidad en el modo de vida, la palabra y el pensamiento es lo que nos ha hecho progresar como especie. Cuando no se miente ni con palabras ni con obras surge la confianza humana y es posible la seguridad. Es característico entre las personas y la administración de las avanzadas sociedades nórdicas, sin embargo, en Rusia, se dice “eres más falso que un desmentido del Kremlin”. No podemos dejar que la tecnología y la digitalización sustituyan las relaciones y la inteligencia humana. Hoy se cree a una máquina y su correspondiente registro informático antes que a la palabra dada por una persona. Un estilo de vida honrado y veraz conduce al humanismo, reduce el sufrimiento que trae la calumnia y minimiza la ira. Los populismos mienten a los ciudadanos, los abogados a los jueces, los adultos a sus parejas, etc. Según el artículo de Sandra Lopez “el precio de tener un amante” El PAIS 6/11/23, España ocupa la séptima posición en una plataforma para citas entre casados de ochenta millones de registros en el mundo (Incluso hay empresas que se especializan en facilitar coartadas). La hipocresía de una relación paralela es un auténtico maltrato psicológico para la parte engañada.

La solidaridad es otro valor fundamental en estos tiempos de desigualdad dentro de las naciones y entre las del norte y el sur. Solo la empatía puede instaurar un comercio justo y un nuevo orden económico en el mundo frente a la idea de que “no hay para todos”. El “no robarás” junto a cumplir con nuestras obligaciones fiscales permite más justicia social y facilita el bien común. El amor al prójimo, que es un grado superior de solidaridad, trae bienestar mental, mientras el egoísmo y la individualidad solo bienestar material y un peligro para nuestra seguridad. La solidaridad entre hombre y mujer propicia la cultura de la igualdad. Quizá un decrecimiento para que otros crezcan también puede acarrear un beneficio para el planeta.

   “De una serie de valores aprehendidos de la realidad y construidos socialmente deriva la traducción normativa de los derechos humanos” leo en Wikipedia. “El bien es real aunque, como los colores, no pueda definirse. La armonía es preferible al caos, la prosperidad a la pobreza” afirma el escritor Julian Baggini. A pesar de la pérdida del valor de la trascendencia, el bien y los valores no son relativos. Si nada tiene valor “la fragilidad de la civilización puede acabar disuelta en la barbarie” como escribe el pensador John Gray. Ya sea la dignidad humana de origen divino, natural, moral, práctica o utilitarista y la “regla de oro” producto de la empatía, la solidaridad o el amor nuestro deber al menos, según el escritor Yuval Noah Harari, es “evitar el sufrimiento humano”. Que no es poco.