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Historia de dos cinéfilos


Francisco Javier Gómez Moreno – 1 de febrero de 2024


Me encanta el cine, desde pequeño he sido un leal fan del séptimo arte. Pero el cine no sería lo que es sin sus magníficos diálogos. Ahí os dejo a modo de prueba, unos cuantos metidos dentro de un cuento. Vuestra misión…reconocer la película a la que pertenecen, tenéis cincuenta películas que reconocer. Suerte y a divertirse.

Historia de dos cinéfilos

Ella se llamaba Mary en recuerdo a su abuela irlandesa. Como siempre fue muy rara en sus gustos, su madre exclamaba “Algo pasa con Mary” El cine se convirtió en su pasión desde pequeña. De hecho, se compró un pequeño caniche para poder decirle todas las mañanas cuando se levantaba: “Totó, tengo el presentimiento que no estamos en Kansas” Mary estudió periodismo ya que su sueño era emular a Bob Woodward y Carl Bernstein, los periodistas del caso Watergate.

Él fue bautizado como Kevin, concretamente Kevin Costner del Niño Jesús. Las razones de semejante apelativo fueron variadas. Unas tuvieron que ver con la fascinación de su madre por el actor y otras con la devoción de su abuela por el Hijo de Dios.

Pronto el cine se convirtió en la devoción y en la dedicación de Kevin. Estudió artes cinematográficas y realizó su tesis sobre la película “Tesis” de Amenábar. Sus trabajos como guionista le llevaron a ganar un premio Goya que le otorgó fama y renombre.

Mary y Kevin se conocieron en la rueda de prensa posterior a los premios y el flechazo fue inmediato. Los dos buscaban con ahínco una pareja tan obsesionada por el cine como ellos. Por eso todo fue como la seda cuando en el coctel posterior a la gala y con unas copas en la mano, ella le preguntó por su nombre de pila, a lo que él contestó:

  • Eres tan guapa que puedes llamarme como quieras. Por ejemplo, puedes llamarme Jack y así podría romper la puerta de tu cuarto diciendo “Aquí está Jack” con voz de psicópata. Quizás prefieras llamarme Luc y así mi padre con voz sintetizada me diría “Luc soy tu padre” Quizás te guste más Sam. Porque me encantaría me dijeras: “Tócala otra vez Sam

Ella lo miraba enfervorecida ya que no dudaba en haber hallado su alma gemela. Como Kevin la vio sonreír, se decidió a continuar con su técnica cinematográfica.

  • Si eres de las que prefieres el apellido, llámame Mcfly.

Ella entró al juego y respondió: “Toc, toc, toc ¿Hay alguien en casa? Piensa Mcfly”. Pero preferiría que te apellidases Anderson y llevaras gafas negras.

  • Claro, añadió él y me dirías: “Es inevitable Sr. Anderson” Y ¿no te gustaría más que fuese Watson?
  • Estas bajando el nivel, porque el “elemental querido Watson” está muy trillado. Como te veo sobradete, vamos ahora ponte nombre y apellidos.
  • Eso es fácil, – respondió él, para continuar -. ”Hola, soy Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre. Prepárate a morir”
  • ¡Me encanta esa peli! – exclamó ella cada vez más engatusada por su partenaire y el juego que le proponía -.
  • Pero si me tengo que quedar con un nombre de película, no dudaría en ser…
  • Jack Sparrow, ¿quizás?
  • Nooo, ¡por Dios! “Me llamo Máximo Décimo Meridio
  • Brindo por eso – rio ella mientras chocaban sus copas -. Ahora me toca a mí. Veamos que tal lo haces. Si me llamo Stella y mi marido es el brutal y machista Stanley, tu gritarías:
  • ¡Stella, Stella! Gran Marlon Brando. Esa es muy fácil, el film tuvo doce nominaciones a los Oscar y consiguió cuatro. Uno de ellos fue para Vivien Leigh. Ponme algo más difícil.
  • Está bien. Si mi nombre son las tres letras posteriores a las siglas IBM, entonces…
  • Por favor Hal abre las puertas” – respondió Kevin acertando-. Venga, puedes hacerlo mejor.
  • Pues si me apellido Jessup, tu dirías en el interrogatorio:
  • “¿Ordenó usted el código rojo coronel Jessup?”
  • Estoy pensando que en realidad te voy a llamar por tu apodo.
  • ¿Apodo? ¿Qué apodo?
  • Pues “El nota

Mientras lo decía, ella se echó a reír como una colegiala y él aprovechó aquella angelical sonrisa para ampliarla con un:

  • “¿Te paguece guisible el nombre de Pijus Magníficus?”

En ese momento, ella supo que aquel sería el hombre de su vida y a su vez, él no tuvo duda que querría pasarse la vida contemplando aquella risa.

Cuando los dos se sobrepusieron a sus miradas embelesadas, Kevin preguntó:

“¿Te traigo un Martini con vodka?, mezclado no agitado”

A lo que ella respondió:

– “Por favor camarera, póngame lo mismo que a ella

“Sra. Robinson, ¿está tratando de seducirme?”

“Tan sólo soy una chica delante de un chico pidiéndole que la quiera” y “Amar significa no decir nunca lo siento”

“Voy a hacerte una proposición que no podrás rechazar” “Quiere usted casarse conmigo? ¿Es usted rica? Conteste a la segunda pregunta”

Ninguno de los dos quería que la noche acabase. Ya de madrugada, al despedirse se dijeron:

  • Sayonara Baby
  • Sigue el camino de baldosas amarillas” – le apostilló él.
  • Siempre nos quedará París” – contestó ella mientras le besaba en la mejilla.
  • ¿Nos vemos mañana? – imploró él.
  • Claro, “Hasta el infinito y más allá

Se vieron todos los días y el fin de semana decidieron hacer una excursión juntos. Kevin la recogió con su coche y cuando ella entró fue recibida con un:

  • “Estos son los viajes de la nave interestelar Enterprise”

A lo que ella contestó: “Yo tenía una granja en Africa” y “Anoche soñé que volvía a Manderley”

Aquella noche en la habitación del hotel, él dijo que le gustaría hacerlo. Ella le dijo muy seria: “Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”

Kevin confesó: La última vez que estuve dentro de una mujer fue cuando visité la estatua de la libertad”

Ella se acercó sensual y le espetó: “Anda, alégrame el día

El gritó:”Yipikaye

Con los nervios, él se lio con el cierre del sujetador de Mary y ella entonó con voz de micrófono: “Houston tenemos un problema

Kevin estaba emocionado y también se le resistían los botones de la camisa. Mary le amenazó:

  • ¡Espabila, déjate de tonterías “Show me the money” y “Qué la fuerza te acompañe”

Por supuesto que, y como no podía ser de otra manera, al alcanzar el clímax sexual, él entre jadeos cantó: “Hakuna Matata” Ella más recatada y mágica le contestó con: “Bidi di badi bi du

  • Ha sido “Supercalifragilisticoespialidoso” “Soy el rey del mundo”– se rindió él emocionado y feliz.

A lo que Mary contestó:

  • Eres “Mi tesoro” “Oh capitán, mi capitán
  • No me creerás, pero se que “Hoy es el primer día del resto de mi vida”

Se besaron tiernamente, disfrutando de la intimidad establecida y a modo de corolario de la sesión sexual, ella afirmó muy ufana:

  • A Dios pongo por testigo que nunca más volveré a pasar hambre

Tres meses después se casaban, obligando al cura a cambiar la fórmula del casamiento por: “La parte contratante de la primera parte…”

Tuvieron hijos a los que no les interesó el mundo cinéfilo de sus padres. A ellos no les importó. Era su particular clave de relación. Su íntimo crucigrama.

Vivieron felices muchos años y tuvieron nietos con los que Mary y sobre todo Kevin incluyó en su mundo cinematográfico particular.

Cuando un fin de semana les tocaba cuidar de los enanos, y estos montaban algún desaguisado, Kevin les preguntaba con aire serio tratando de parecerse al genial Clint Eastwood:

“¿Qué tramáis morenos?”

Si había rifirrafe entre los pequeños, Mary intervenía aludiendo a “Parlamento, parlamento”

Si alguna vez se veían en la obligación de imponer algún leve correctivo y los niños se quejaban metidos en el juego de sus abuelos decían: “Estamos desarmados”. Ellos les contestaban:

“Pues debería haberse armado cuando decidió decorar su local con el cadáver de mi amigo

A continuación, los niños excitados por el juego les respondían:

  • Puede que nos quiten la vida, pero jamás nos quitarán la libertad” Y con semejante grito de guerra se lanzaban sobre su abuelo.

Tras muchos años de vivir en ese mundo peliculero y paralelo, llegó el momento de despedirse, ya que Kevin enfermó gravemente. En su lecho de muerte y antes de expirar, él tomó la mano de su mujer y la pidió se acercara. Cerca de su oído recitó uno de los monólogos más famosos de la historia del cine:”Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”

Ella lo besó tiernamente y le susurró llena de amor y emoción:

Nos vemos en el cielo” en el “Cinema Paradiso”