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Clamor de la sacerdotisa violada (Dramaturgia arcaica)


Maribel Lázaro – 1 de junio de 2025


(templo esbelto en noche tirando a fría. Luna enorme ensangrentada. Bruma que asoma de a poco su turbio velo desde el alabastro de esa tierra. Un más que húmedo presagio del círculo de piedra La criatura en seda y rayo carmesí bajo la piel de un carnero y dentro del círculo de piedra que consume su brasa. Un rey se acerca en sombra y pasos esquivos. Se está produciendo por parte de la Suma Gran Sacerdotisa, el reclamo de la bajada cíclica de sangre en mujer. Duro. Caliente el doloroso líquido coagulado: el menstruo La violación ha clavado sus colmillos con gran brutalidad en la mujer. El patriarcado invasor se ha hecho notar. Fuga de bestias a espaldas de las columnas. Un lino de gorda vieja impotente sacerdotisa se aleja de luz media a oscuridad y se rezaga a la espera. El rey consorte desde su parapeto, atrapa este sutil movimiento en sus adornados ojos. Ríe suavemente cruel al fuego que ahora toma fuerza. Arrodillada cerca de la danza de las llamas. Una mujer amasa el dolor de la entraña. Aparece un coro de mujeres)

SUMA SACEROTISA.

¿Qué me deparará la voz del ventarrón que hasta al fuego arrasa sin mi mano?

CORO.

¡Shhhh! Sella la boca. Calla, arcana Papisa Odele. Calla…! Todos han desaparecido….

SUMA SACERDOTISA.

¡No hay ansias de silencio, si no de borbotón! (se duele)

CORO.

¿Acaso un dedal de aguamiel te traiga esa ansia tuya?

SUMA SACERDOTISA.

¡Bájeme la sangre! (se golpea el vientre)

CORO.

Suma nuestra. La tierra va a estrangularse de tanto grito. No golpees tu cuerpo sagrado. Sabes que lo amamos.

SUMA SACERDOTISA.

Antes se estrangulará el mundo que mi garganta, que no ha de callar. ¡Bájeme la sangre! Quiero beberla de un trago.

CORO.

Calla, Suma. La traerás. Pero no de ti. ¡De todas, amor! Todas hemos sido ultrajadas.

SUMA SACERDOTISA.

¡Bájeme la sangre! ¡Bájeme o esas bestias desapare- cerán de la tierra antes que de mi doble hacha y eso, no lo perdonaría nunca. Y menos un… parto de la violencia, no de mi querencia. ¡Nunca mío! ¡No mío! ¡Bájeme la sangre!                         

CORO.

Y cuando eso ocurra… (pausa) Nuestra papisa es arco que dispara flechas imposibles desde sus dos pechos infalibles. ¡Acertará, pero antes! La ceguera de unos ojos sin luz por el dolor del alma sobre todo. Y así grita.

SUMA SACERDOTISA.

¡Bájeme la sangre, así llevo tiempo y no bajas! ¡Bajarás o estrangulo todo lo que pille en sus orígenes.

CORO.

La Suma se agota. Vigilad. ¡Vigilad! Y con ello acabemos como con esas simientes pretendidas que hinchan nuestra vida, asqueando nosotras de las bestias griegas, que ya libres de este estado, con ellas dar hemos. Apenas quedamos 2, todavía sin largar de nuestros cuerpos tales recordatorios horribles.

SUMA SACERDOTISA.

¡Ardo en mis entrañas y no bajas, roja, limpia, hermosa y mía solo!

CORO.

Fiebre de ira en ese remolino de su vientre.

SUMA SACERDOTISA.

¡Y cómo si no! ¡Soy una mujer entera! Y así ocurrirá que tanto si baja como si no. (para si) lo que hubiere dentro mía, volverá a los griegos.¡Por mi Diosa hago juramento de sentencia extrema!

CORO.

¿En cada furia te matarás?

SUMA SACERDOTISA VIEJA IMPOTENTE.

Estás horrorizando al coro… Queda. Queda en silencio mi amor.

CORO.

Golondrina de Gea.

SUMA SACERDOTISA.

Tan horrible fue todo que queréis enterrarlo como de nada.

CORO.

Calla. Calla ahora, Papisa. Todo después. En su momento.

“EL REY CONSORTE “MUERTO” LUCHA POR VIVIR”

(Este rey se juega lo más. La vida. Normal que su estado sea el nervio: la perturbación de su ser es evidente y controlada. Quedan todavía algunas horas para llegar a la primera luz. Un niño hermoso, su sirviente al que hago llamar “GEN”, ambos solos, aire lejano, olor y color de una sola antorcha. Nadie más. Intima escena en estancia, que ellos dos: Gen y Rey)

GEN

Rey. Vas a morir al despuntar la noche de mañana. Caro vas a pagar tu reinado, mi rey, y yo, moriré contigo en la montaña, junto al fuego. Acurrucadito.

REY

¿Quién dice que va a morir el rey?

GEN.

No lo dice Gen tan solo. Todos lo dicen. También ella.

REY.

Tu rey volverá a enarbolar el cetro al lado de la reina. Luciré sus vestidos como siempre. Y sus picudos pechos para la ceremonia. Tu rey continuará ascendiendo en el ánimo de la esposa, presto para el embate de su cuerpo sagrado por un millón de lunas. ¡Tu rey, no morirá!

GEN.

¿Qué dices, rey? ¿Qué cuerpo alimentará la pira si no el tuyo… no hay escapatoria, hijo adoptivo de la Diosa Madre. Tu amado cuerpo será pasto del fuego a la caída de la tarde. Ya eres pasto de llamas. (llora)

REY

Casi diría que te asemejas al oráculo, querido. Hermosa juventud… inmolada ¿No es tanta la tristeza que por mi muerte derrocharás? ¿No morirás en el símbolo por demasiada tristeza en la montaña  al llorar mi muerte’ (con intensidad) Que EL símbolo pase a ser carne y la carne llama!

GEN.

¿Qué dice mi rey? Como profeta habla. Como profeta que no diere paso a mi entender. ¿Qué has dicho mi rey? ¿Cuál fue tu mensaje?

    (hondo silencio)

REY

¡Soñaba! (pausa) Que mis manos no adviertan tu paso por su lecho.

GEN.

¡Mi dios!

REY.

¡Ay, cuerpo soberbio bajo la mordida de un deseo!

GEN

¡Mi dios, mi dios, conserva la calma!

REY

Espanto me rinde y me derrota en tiemblo. ¿Tu mi amado penetrado por sus dedos sagrados. ¡Tú, concupiscente deslizándote en la gruta marina de la sagrada diosa!

GEN.

Mi dios…. No alcanza a comprender mi razón. ¡Acaso en este estilo te hace hablar la fiebre!

No es fiebre mi incauto Gen. ¡Ni calentura! Es la resolución de conservarme vivo la que así me hace hablar. (pausa) inocencia encarnada ¡Amor! ¡Adolescente!

GEN.

¡Vehemente, rey! ¡Vehemente por la muerte! Ya agonizas… deja señor que te calme los párpados con la humedad de mi boca como me has enseñado. Deja señor que te ame por última vez.

REY.

No me ablandarían los deseados labios. No me apiadará la sabia de tu boca joven. La vida puede mas que todo punto de perderse. Esperaré a la eternidad en su vacío infinito… espéreme la diosa de la muerte en la negritud de la nada con su jauría de perros lujuriosos. Otros vendrán… y siempre serás tenido en cuenta. No se Dará la muerte junto al fuego. Si no en los senos propios de las llamas. Juventud inmolada. Vida truncada en sus labores…

GEN.

Señor. ¿A quien le hablas?

REY.

(a carcajadas)…. ¡Soñaba!

     (se oyen pasos y la voz en eco de la reina)

REINA.

¡A tu risa me uno! Admirable. Querido y admirable. Y ello me hace recordar su llanto de cabrito bajo la doble hoja del hacha de la sacerdotisa. Hablo de tu antecesor, naturalmente.

REY.

¡Vete, vete, vete, (ríe histéricamente hasta llorar)

     (gen desaparece de la escena)

 REINA.

¿Ríes? ¿berreas?

REY.

Sí. Por la felicidad de haberte servido, mi reina, río.

REINA.

¡El último servicio!

     (la reina atenúa la luz que va a oscuro para recurrir a penumbra después. Corto oscuro)

   “VENGANZA DE LA AMBICIOSA MADRE DE GEN”

MADRE

¡La Madre Tierra me ha vuelto la espalda! ¡La plaga de una maldición me asoló a la mañana. ¡Pronto estaré contigo! ¡Ay, muero!

CORO.

Tapo mis oídos a este finiquito y sus gritos de tardío dolor. Comprende, madre. Así, muere sola.

MADRE.

¡Lástima que la noche no me de un lazo a la garganta y me ahogue!

CORO.

Poco Apego tienes a la vida. Pero si a ambición, ¿Eh, madre?

MADRE.

No seas injusto, coro. Llamo a la Parca y no veo la hora llegada.

CORO.

Esa llegará. Doblega la furia, contén el instinto, engaña al tiempo, y llegará la Parca. ¿Sabemos para quien?

MADRE.

¡Maldito coro! Kronos coma de tus ojos y las entrañas te arranque! (silencio) Era un niño blanco.

CORO.

A sus brazos entregaste al blanquito niño hermoso. Ambición te vino inmensamente fuerte.

MADRE.

No pararé hasta haberte sacado de este mundo, rey horrible. En el suelo me hinqué para rogar por su vida después.

CORO.

Tarde te postraste en tierra. Veloz como caballo desbocado en furia ardió el cuerpo en el crepúsculo arriba del tálamo.

MADRE.

¡Ay, serpiente Piritoo! Con tus anillos despéñalo en el arrecife. Al tal rey amante de la Diosa reina, si no con fuego, con agua venenosa, tu enloquecedora saliva. ¡Cómele el cuerpo, Piritoo! Ya de nada le sirve desechado por la Reina al tal asesino rey.

CORO.

Ya no hay Diosas. Las están exterminando a todas. ¡Oh, loba trastornada!

MADRE.

¡Arranco mis cabellos  por que se cumplan estas, mis plegarias. Piritoo! 

CORO.

Veo que eres obstinada. Lo hecho, hecho. Así pues, lanza ese nudo de odio al pozo más hondo. Te enfrentas nada menos Qué al rey.

MADRE.

Mientras mi niño duerma bajo tierra… y lo hará parea siempre… ya no pararé. No descansaré. Encontrare venganza a cumplir.

CORO.

¡Lo hecho, hecho está! Y el rey tornará a adornar la carnal imagen de la Diosa, que esta queda, sabe mandar, y nada hará por lo desaparecido.

MADRE.

No. No…. mi niño volverá a alimentarse del pecho de la madre.

CORO.

Desnudos de sus labios te los has dejado. ¿Qué será de ti?

MADRE.

No daré más hijos.

CORO.

Un nuevo jovencito en los aposentos dormita.

MADRE.

En un soplo de luna, ¿Verdad? ¿Verdad? ¡Allí lo dejasteis! Como un carboncito. Muerto roído por las llamas. Pero… ¡Coro! ¿Quién dice que era el?

CORO.

Apégate al destino de tu ambición y contra el no luches. Así podrá dirigirse a tu favor. Otro hijo te queda. Que no sufra el mismo final que tu blanquito Gen. Y pon a destino a tu favor para revivirte. Lo hecho, hecho está. Salva lo que te queda. Ahora lo necesita más que nunca.

MADRE.

Vencida soy (dulcemente el llanto ahora) Ya no verán los hermosos de mi hijito, restallar la primavera.

CORO.

Las primaveras restallarán sin nosotros. ¡¡¡O sí, mujeres. Lucharemos como Amazonas!!!

Y no verán mis ojos el brazo de un sol de oro que era mi niño. La tierra se dormirá. Como todo. CORO.

Es efímero ese oro para los mortales. Tu lo eres más que nadie ahora. Que tus ojos son vacíos.

MADRE.

Ni la escarcha de luna en su blanco cuerpo sobre un lino caliente.

CORO.

Tanto como la plata de la luna a los ojos del ciego, es efímero ese escorzo bello e inocente.

MADRE.

¡Hijo! Desde tu sueño frío escucha esta sentencia. La víbora mejor. La más cuidada y fuerte hambrienta  y venenosa. La más feroz y astuta de mis víboras…. Con el rey viejo he de acabar antes que llegue el fuego. (pausa) Parece que la le hablo y el bicho me  escucha y se desliza a mis dedos. Ella le morderá enviada por mi dolor. ¡Pero tromba se escucha!

CORO.

¡Ah, Madre Tierra, ayuda te pedimos contra el genocidio aqueo. Envíanos algo que nos libre de lo inevitable.

MADRE.

¡Escucha víbora mía!

CORO.

No llames a la víbora aquea. Tu misma lanzaste al hermoso niño a su cuerpo asesino y le matasteis ambos. El niño casi de eter, nada supo. Solo el hacha doble nublarle la vida. Casi ni se hizo consciente su horrible final. Tu pusiste su cabecita de oro bajo el hacha del Rey viejo que a cambio de tu hijo, salvó su vida. Tu violenta codicia, ¿Qué creías? Te escupió el alma y en desprecio.

(hordas se vienen)

CORO.

¡Preparémonos para la batalla! O demos muerte a nuestra vida. Antes. Antes que ser rozadas, hermanas, por los aqueos sangrientos.